10 de junio de 2007
Redacción Proceso Digital

  • Según estudio, hondureños y extranjeros perciben a Honduras como un país con nivel de corrupción relativamente alto
  • En nivel de credibilidad, los partidos políticos ocupan el último lugar y la iglesia y los medios de comunicación son los más creíbles

Tegucigalpa - Honduras es percibido, por extranjeros y nacionales, como un país con un nivel de corrupción relativamente alto y el gobierno no hace nada para combatirla, según se desprende de un estudio de cultura política de la democracia en el país, elaborado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Entre los hondureños, más de la mitad de los entrevistados en el 2006, durante el primer año del gobierno de Manuel Zelaya Rosales, por el Proyecto de Opinión Pública en América Latina (LAPOP), perciben que la corrupción en el país está muy generalizada y que el gobierno hace nada o casi nada para combatirla.

Como una analogía, si solo existieran 10 países en el mundo, o en Latinoamérica, Honduras sería el tercero más corrupto.

El informe surge en un momento que el gobierno de Manuel Zelaya Rosales se encuentra asediado por una serie de denuncias de corrupción en diferentes instituciones públicas, entre ellas, la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) y el Fondo Vial.


Embajada de EEUU en Honduras
Según el estudio, estas percepciones son afectadas muy poco por variables como la identidad partidarista y la atención a noticias por los medios de comunicación. Aún más preocupante es que estas percepciones negativas se han generalizado más durante los últimos dos años de la actual gestión.

Los investigadores determinaron que en Honduras existen básicamente dos esferas de corrupción: la ‘secreta’ (que involucra a altos funcionarios) y la ‘pública’ (que implica a empleados del estado de bajo rango)

Las preguntas en las que se basó la encuestan fueron dos: ¿Cuánta corrupción percibe el ciudadano común en Honduras? ¿Creen los hondureños que el gobierno trata de combatir la corrupción?, dos interrogantes que tratan de medir la percepción de la corrupción y el grado en que el gobierno hondureño combate ese flagelo.

Con respecto a la percepción de corrupción en los funcionarios públicos, la mayoría de los encuestados consideraron que la corrupción está muy generalizada en la administración pública y en sus funcionarios (56.3 %), algo generalizada (28.8 %) poco generalizada (12.9 %) o nada generalizada (2%).


Llama la atención del estudio, el hecho que la percepción del grado de corrupción es igualmente alta en todo el país, independientemente del grado de urbanidad, región o departamentos del país, así como del sexo, nivel de ingreso o educación, o aún simpatías partidaristas.

La única diferencia significativa es que la percepción de corrupción aumenta a medida que las personas reciben más noticias por los varios medios de comunicación (radio, TV, periódicos y/o internet). Sin embargo, aun las personas que reciben nada o pocas noticias perciben que la corrupción esta bastante generalizada.

Gobierno no hace nada

La investigación también establece que la percepción de que el gobierno combate poco la corrupción está también generalizada entre los hondureños y el grado de percepción de que combate la corrupción no difiere significativamente entre sexos, niveles de educación o ingreso, región del país, o aún entre los que prestan bastante o ninguna atención a las noticias.

La licitación para construcción de carreteras es donde más irregularidades se denuncian

La única diferenta discernible existe entre los simpatizantes del Partido Liberal y el resto de los entrevistados. Como es de esperar, los simpatizantes del PL (en función de gobierno al momento de la entrevista) tienden a percibir niveles de combate a la corrupción más altos que los simpatizantes del PN y de los que no simpatizan con partido alguno.

Policías los más corruptos

En cuanto a la victimización por la corrupción, el estudio detalla que la mayoría de las víctimas reportaron la policía, municipalidades y juzgados como las principales fuentes de sobornos, por encima de otras entidades públicas.

Los más expuestos a ser víctimas de la corrupción fueron los hombres, los que tienen mayores niveles de riqueza, y las personas que residen en Tegucigalpa y otras
ciudades grandes (excepto San Pedro Sula).

Además de afectar la eficiencia y equidad de las acciones del estado, la victimización por la corrupción también afecta de manera significativa el apoyo de los hondureños hacia su sistema político.

De acuerdo a los resultados del estudio, el nivel de victimización por crimen ha aumentado en Honduras en los dos últimos años y eso hace que Honduras se ubique dentro del grupo de países con niveles más elevados de víctimas por delincuencia de la ronda del estudio de 2006.


Autoridades de Hondutel y Banadesa han estado salpicadas por denuncias de corrupción en el actual gobierno.

Las personas que viven en las zonas urbanas y en las grandes metrópolis están más expuestas a la violencia que el resto de los ciudadanos; pero sobre todo lo están aquellos que viven en barrios en donde se encuentran ventas de drogas, en donde prevalecen las pandillas y en donde predominan policías involucrados en hechos delincuenciales.

De hecho, uno de los hallazgos más claros a lo largo del estudio es el papel que juegan los agentes institucionales en el tema de la inseguridad y la violencia.

La mayoría de los ciudadanos que son víctimas del crimen no denuncia los hechos de criminalidad, fundamentalmente porque no están convencidos de que ello ayude a resolverlos y la mayoría de ciudadanos no cree que el sistema de justicia castigaría a los culpables de los delitos.

Partidos menos creíbles
Los datos de la encuesta revelan, además, que el nivel de simpatía con los partidos políticos ha disminuido drásticamente durante los últimos cinco años en Honduras, es decir, que su nivel de credibilidad ha caído drásticamente, lo que es preocupante por su relación con la democracia.

Este fenómeno es importante porque las personas que reportaron no simpatizar con algún partido tienden a tener un nivel más bajo de confianza en las elecciones y, por lo tanto, a tener niveles más bajos de registro para votar y niveles más altos de abstencionismo electoral o de votos nulos o blancos.

A pesar de que este fenómeno no sigue ningún patrón geográfico, si se pudo identificar que los niveles de simpatía más bajos se registraron en San Pedro Sula.

Los resultados muestran que los hondureños tienen más confianza precisamente en las dos instituciones o instancias que no pertenecen al ámbito público. La iglesia obtiene los mayores niveles de confianza ciudadana (promedio de 67.8), seguida muy de cerca de los medios de comunicación (66.2).

A éstas les siguen las Fuerzas Armadas (59), que se ubicaría como la institución estatal que recibe el mayor nivel de confianza ciudadana en Honduras; seguida de las municipalidades (54.4)—las cuales, en esencia, no han modificado su posición con respecto a 2004; el gobierno central (51.1) y la policía (50.1).

Banadesa

El Congreso Nacional, el Ministerio Público y la Procuraduría General de la República figuran como las siguientes instituciones en el ranking de confianza ciudadana y que las sitúa hacia la mitad del grupo; mientras que el Tribunal Electoral, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior de Cuentas, figuran hacia la parte baja del grupo en términos de confianza ciudadana.

Pero las instituciones que puntúan más bajo en la escala de confianza institucional son las elecciones, con 39.6; el Consejo Nacional Anticorrupción, con 36.6; y los partidos políticos, que a pesar de su larga tradición en Honduras—o probablemente precisamente por ella—, obtienen el menor nivel posible de
confianza ciudadana, 35.8.

Según el estudio de la USAID , todos estos resultados pueden interpretarse como el efecto de la aparente falta de efectividad de los gobiernos democráticos en mejorar la situación económica y de seguridad en Honduras.

 
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