Tegucigalpa - Honduras es percibido, por extranjeros
y nacionales, como un país con un nivel de corrupción
relativamente alto y el gobierno no hace nada para combatirla,
según se desprende de un estudio de cultura política
de la democracia en el país, elaborado por la Agencia
de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Entre los hondureños, más de la mitad de los entrevistados
en el 2006, durante el primer año del gobierno de Manuel
Zelaya Rosales, por el Proyecto de Opinión Pública
en América Latina (LAPOP), perciben que la corrupción
en el país está muy generalizada y que el gobierno
hace nada o casi nada para combatirla.
Como una analogía, si solo existieran 10 países
en el mundo, o en Latinoamérica, Honduras sería
el tercero más corrupto.
El informe surge en un momento que el gobierno de Manuel Zelaya
Rosales se encuentra asediado por una serie de denuncias de
corrupción en diferentes instituciones públicas,
entre ellas, la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones
(Hondutel), el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) y el
Fondo Vial.
Embajada
de EEUU en Honduras |
Según
el estudio, estas percepciones son afectadas muy poco
por variables como la identidad partidarista y la atención
a noticias por los medios de comunicación. Aún
más preocupante es que estas percepciones negativas
se han generalizado más durante los últimos
dos años de la actual gestión.
Los investigadores determinaron que en Honduras existen
básicamente dos esferas de corrupción: la
‘secreta’ (que involucra a altos funcionarios)
y la ‘pública’ (que implica a empleados
del estado de bajo rango) |
Las preguntas en las que se basó la encuestan fueron
dos: ¿Cuánta corrupción percibe el ciudadano
común en Honduras? ¿Creen los hondureños
que el gobierno trata de combatir la corrupción?, dos
interrogantes que tratan de medir la percepción de la
corrupción y el grado en que el gobierno hondureño
combate ese flagelo.
Con respecto a la percepción de corrupción en
los funcionarios públicos, la mayoría de los encuestados
consideraron que la corrupción está muy generalizada
en la administración pública y en sus funcionarios
(56.3 %), algo generalizada (28.8 %) poco generalizada (12.9
%) o nada generalizada (2%).
Llama la atención del estudio, el hecho que la percepción
del grado de corrupción es igualmente alta en todo el
país, independientemente del grado de urbanidad, región
o departamentos del país, así como del sexo, nivel
de ingreso o educación, o aún simpatías
partidaristas.
La única diferencia significativa es que la percepción
de corrupción aumenta a medida que las personas reciben
más noticias por los varios medios de comunicación
(radio, TV, periódicos y/o internet). Sin embargo, aun
las personas que reciben nada o pocas noticias perciben que
la corrupción esta bastante generalizada.
Gobierno
no hace nada
La investigación también establece que la
percepción de que el gobierno combate poco la corrupción
está también generalizada entre los hondureños
y el grado de percepción de que combate la corrupción
no difiere significativamente entre sexos, niveles de
educación o ingreso, región del país,
o aún entre los que prestan bastante o ninguna
atención a las noticias. |
La licitación para construcción de carreteras
es donde más irregularidades se denuncian
|
La única diferenta discernible existe entre los simpatizantes
del Partido Liberal y el resto de los entrevistados. Como es
de esperar, los simpatizantes del PL (en función de gobierno
al momento de la entrevista) tienden a percibir niveles de combate
a la corrupción más altos que los simpatizantes
del PN y de los que no simpatizan con partido alguno.
Policías los más corruptos
En cuanto a la victimización por la corrupción,
el estudio detalla que la mayoría de las víctimas
reportaron la policía, municipalidades y juzgados como
las principales fuentes de sobornos, por encima de otras entidades
públicas.
Los más expuestos a ser víctimas de la corrupción
fueron los hombres, los que tienen mayores niveles de riqueza,
y las personas que residen en Tegucigalpa y otras
ciudades grandes (excepto San Pedro Sula).
Además de afectar la eficiencia y equidad de las acciones
del estado, la victimización por la corrupción
también afecta de manera significativa el apoyo de los
hondureños hacia su sistema político.
De acuerdo a los resultados del estudio, el nivel de victimización
por crimen ha aumentado en Honduras en los dos últimos
años y eso hace que Honduras se ubique dentro del grupo
de países con niveles más elevados de víctimas
por delincuencia de la ronda del estudio de 2006.
Autoridades de Hondutel y Banadesa han estado salpicadas
por denuncias de corrupción en el actual gobierno.
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Las
personas que viven en las zonas urbanas y en las grandes
metrópolis están más expuestas a
la violencia que el resto de los ciudadanos; pero sobre
todo lo están aquellos que viven en barrios en
donde se encuentran ventas de drogas, en donde prevalecen
las pandillas y en donde predominan policías involucrados
en hechos delincuenciales.
De
hecho, uno de los hallazgos más claros a lo largo
del estudio es el papel que juegan los agentes institucionales
en el tema de la inseguridad y la violencia. |
La
mayoría de los ciudadanos que son víctimas del
crimen no denuncia los hechos de criminalidad, fundamentalmente
porque no están convencidos de que ello ayude a resolverlos
y la mayoría de ciudadanos no cree que el sistema de
justicia castigaría a los culpables de los delitos.
Partidos
menos creíbles
Los datos de la encuesta revelan, además, que el nivel
de simpatía con los partidos políticos ha disminuido
drásticamente durante los últimos cinco años
en Honduras, es decir, que su nivel de credibilidad ha caído
drásticamente, lo que es preocupante por su relación
con la democracia.
Este fenómeno es importante porque las personas que reportaron
no simpatizar con algún partido tienden a tener un nivel
más bajo de confianza en las elecciones y, por lo tanto,
a tener niveles más bajos de registro para votar y niveles
más altos de abstencionismo electoral o de votos nulos
o blancos.
A pesar de que este fenómeno no sigue ningún patrón
geográfico, si se pudo identificar que los niveles de
simpatía más bajos se registraron en San Pedro
Sula.
Los resultados muestran que los hondureños tienen más
confianza precisamente en las dos instituciones o instancias
que no pertenecen al ámbito público. La iglesia
obtiene los mayores niveles de confianza ciudadana (promedio
de 67.8), seguida muy de cerca de los medios de comunicación
(66.2).
A éstas les siguen las Fuerzas Armadas (59), que
se ubicaría como la institución estatal
que recibe el mayor nivel de confianza ciudadana en Honduras;
seguida de las municipalidades (54.4)—las cuales,
en esencia, no han modificado su posición con respecto
a 2004; el gobierno central (51.1) y la policía
(50.1). |
Banadesa |
El Congreso Nacional, el Ministerio Público y la Procuraduría
General de la República figuran como las siguientes instituciones
en el ranking de confianza ciudadana y que las sitúa
hacia la mitad del grupo; mientras que el Tribunal Electoral,
la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior de Cuentas,
figuran hacia la parte baja del grupo en términos de
confianza ciudadana.
Pero las instituciones que puntúan más bajo en
la escala de confianza institucional son las elecciones, con
39.6; el Consejo Nacional Anticorrupción, con 36.6; y
los partidos políticos, que a pesar de su larga tradición
en Honduras—o probablemente precisamente por ella—,
obtienen el menor nivel posible de
confianza ciudadana, 35.8.
Según el estudio de la USAID , todos estos resultados
pueden interpretarse como el efecto de la aparente falta de
efectividad de los gobiernos democráticos en mejorar
la situación económica y de seguridad en Honduras.