20 de marzo de 2006
Por Jorge Sierra
Proceso Digital
Fotos Ramón Lanza

  • En sus comienzos, el jerarca policial laboró como barrendero en la DGIC y de ahí escaló al máximo cargo que puede ostentar un oficial en la policía
  • Confiesa que en innumerables ocasiones lo han querido sobornar y lo han amenazado a muerte

Tegucigalpa - La cita para la entrevista con el comisionado general de la Policía, Roberto Romero Luna, era una semana atrás, pero debido a su apretada agenda tuvo que ser pospuesta varias veces.
 
Reuniones en varios puntos del país con los diferentes sectores de la sociedad para homologar una estrategia de seguridad y buscar una pronta respuesta para contrarrestar el alto índice de criminalidad que afecta el país, mantuvieron ocupada la atención del jerarca policial.
 
Por fin nos atendió en su modesta oficina, ubicada en el cuartel de Casamata, en la  quietud de su entorno, con su pausado talante al hablar y con la prudencia de contestar adecuadamente cada una de las interrogantes.
 
Y es que el reto que enfrenta el comisionado Romero Luna no es nada fácil. Corrupción a lo interno de la Policía, altos índices de delincuencia, bajo perfil institucional y una estrategia inconsistente en materia de seguridad nacional.
 
Todos estos temas fueron abordados por Proceso Digital en una corta pero interesante plática con el máximo representante de la Policía en Honduras.
 
Cuéntenos un poco, ¿desde pequeño supo que iba a ser policía?
 
Empecé laborando en la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC) en un principio como un simple barrendero, pero la necesidad de querer superarme me llevó a despertar mi deseo por ser policía y fue así como me incorporé a  la Jefatura Metropolitana 7 (ubicada en Juticalpa, Olancho).

Nos comenzó a gustar y luego fui seleccionado para participar en un curso de becas en la Escuela de Carabineros Ibáñez del Campo, en Chile. Allí egresé como subteniente de carabineros, lo que me permitió seguir en esta profesión hasta llegar a lo que ahora soy. 
 
De no haber sido policía, ¿qué le hubiera gustado ser?

Mi proyecto personal era continuar estudios en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en el área de las Ciencias Jurídicas y Sociales.
 
¿Qué es lo más triste que le ha pasado en este oficio?

Simplemente, a veces los seres humanos somos cobardes y nos volvemos muy dañinos. En ese sentido, hemos sido objeto de señalamientos que no han sido profesionales.
 
¿Y de sus máximas satisfacciones, cuéntenos un poco?

Servir a mi patria ha sido una de las máximas realizaciones, porque dentro de esta institución he alcanzado mi mayor realización profesional, llegar a ostentar el cargo de director nacional con el grado de comisionado general.
 
¿Lo han querido sobornar?

En el desempeño de esta profesión no solo me han querido sobornar, también he recibido amenazas a muerte.
 
¿Cuándo fue la última vez que lloró y por qué?

Fue hace poco, en el funeral de mi suegro, José Alonso Antúnez, en Juticalpa, Olancho.
 
Hablemos un poco de la política de seguridad ¿es altamente confiable?

Yo tengo que opinar favorablemente en beneficio de los miembros que integramos la Policía Nacional. Tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, ahora es una excelente oportunidad para ofrecer a la ciudadanía un digno servicio.
 
¿Son más los policías corruptos que los honrados?

Siento que los policías hondureños somos más honrados que corruptos. Para que exista corrupción debe haber un corruptor y mientras en el Estado de Honduras se siga manteniendo ese esquema, vamos a continuar focalizándonos en ciertos grupos de personas que por aspectos meramente públicos son señalados. La Policía Nacional ha sido un foco de esa crítica.
 
¿Qué hará para cambiar ese estigma en la policía?

Hemos establecido dentro del Plan Estratégico de Seguridad Integral proyectar una mejor imagen, de tal manera que el policía nuestro puede sentirse aceptado y apreciado por la población, es decir, personalizar algunos de los servicios, tratar amablemente a los ciudadanos y superar ese cuarto lugar que ostentamos en credibilidad y confiabilidad, que en su momento nos confió la población hondureña en una encuesta de Le Vote Harris en 2005.
 
¿Usted también piensa que la alta ola de criminalidad es pura percepción?

Como policía y revisando los registros estadísticos le puedo asegurar que el comportamiento delictivo ha disminuido ostensiblemente, lo que nos afecta muchas veces es la criminalidad violenta que se genera a través de homicidios y asesinatos especialmente cuando estos son masivos.
 
¿Qué se debe de hacer con las maras?

Hay muchas cosas que se pueden hacer con ellos, pero no depende de la institución policial atender el caso exclusivamente. Para que el problema de las pandillas pueda cambiar se necesita una política de Estado, una política de gobierno que contribuya enormemente a crear oportunidades que sean utilizadas en beneficio de estos jóvenes que han estado siendo coparticipes de algunas actividades ilícitas por falta de oportunidades de trabajo, de educación y otras que les permitan mantenerse ocupados.
 
Al actual ministro de Seguridad se le acusa de ser un funcionario de escritorio, ¿Usted que opina?
 
Los funcionarios públicos tienen su responsabilidad. El actual secretario de Seguridad, general en situación de retiro, Álvaro Romero, merece todo mi respeto; él es un funcionario que está representando al presidente de la República en el área de Seguridad, está tratando de llevar a la acción el plan estratégico del “Poder Ciudadano”, por lo tanto, no podemos volcarnos a expresar que es un funcionario de escritorio, cuando tiene la responsabilidad de estar en un escritorio para poder atender los problemas que en materia de Seguridad le ha planteado el gobierno de la República y que le está exigiendo la sociedad hondureña, que debe de atender. Los hondureños somos injustos porque queremos las cosas a la inmediatez, pero también qué nos da el pueblo para que nosotros podamos hacer las cosas.
 
¿Cuál es su máxima aspiración dentro de la Policía?

Darle al pueblo la oportunidad, con todo el equipo de trabajo que me acompaña y los miembros de la institución policial, calles más seguras, atenderlos de manera inmediata en todas aquellas situaciones que se planteen, pero, por sobre todas las cosas, servirles con la voluntad férrea que nos debe caracterizar a todos.

 
¿En estos tiempos, el cuerpo policial debe inspirar temor?

No. Hemos comprendido que con el correr de los años la institución policial se ha venido abriendo camino entre los miembros de la sociedad, por eso es que hemos compartido espacios a través de la Policía Comunitaria para poder interactuar juntos, no podemos aislarnos de la sociedad, juntos podemos lograr muchas cosas.
 
Las masacres, los asaltos a bancos, secuestros y homicidios están floreciendo, ¿qué está haciendo la policía para combatir este flagelo?
En realidad son hechos que se han venido registrando en nuestras estadísticas, lo único que estamos haciendo es focalizando cada uno de estos hechos delictivos para atenderlos con las acciones que nos permitan contrarrestarlos, así que esperemos que estos hechos puedan ir decreciendo sustancialmente para el beneficio de la sociedad.

 
¿Darán resultado las mesas ciudadanas?

Es un concepto nuevo para muchos ciudadanos. Para nosotros es la extensión de un trabajo que se ha venido realizando dentro del cuerpo policial a través de la policía comunitaria. Tiene que dar resultado.

 El compromiso que debemos asumir los hondureños no es propio de la Policía Nacional, es también una coparticipación integrada de los miembros de la comunidad, para que juntos podamos sostener un ambiente de paz y armonía.
 
¿Usted puede dormir tranquilo con tanta delincuencia?

Créame que yo no puedo llevar los problemas a la cama, eso me haría difícil conciliar el sueño. A la cama hay que llevar el momento de descansar, de cerrar los ojos y dar gracias a Dios por abrirlos el día siguiente para empezar una nueva jornada.
 
¿Mejorará el nivel académico de los policías?

La Dirección General de Educación Policial está comprometida ante la Secretaría de Seguridad a ofrecerles mejores niveles académicos a sus integrantes. El nivel de los policías nuestros es uno de los mejores de Centro América.
 
¿Por qué la seguridad de los buses sigue siendo una falsa promesa?

 La responsabilidad de la Policía Nacional en materia de Seguridad es general, no es específica para determinado gremio, como el caso que nos ocupa del transporte urbano de pasajeros, pero sí hemos atendido esta necesidad de servicio porque comprendemos que el 90% de los usuarios son personas que no manejan su propio vehículo, por lo tanto nos viene la obligación de atenderlos.
 
¿Usted también es de los que piensa que se debe dialogar con los mareros?

Siento que los espacios de diálogo tienen que abrirse, nada se resuelve de otra forma. Por lo tanto, este diálogo no debe ser directo entre la Policía y este grupo antisocial.
 
¿Cómo espera que la población lo recuerde?

Quizás la historia se escribe mitad verdadera, mitad falsa. Yo espero que la historia registre objetivamente todo lo bueno que nosotros hayamos hecho durante la gestión que nos corresponda dirigir la institución militar. Espero que la sociedad hondureña tenga la oportunidad de poder castigarme sí hice las cosas mal o de felicitarme sí las hice bien.
 
¿Su mensaje a la población que tiene cifradas sus esperanzas en la Policía Nacional?

La población tiene que comprender que las instituciones del Estado, como la Policía Nacional, tienen una responsabilidad.

En este momento se han convertido en eje transversal de desarrollo integral sostenible del país. Necesitamos que se integren a las mesas ciudadanas, su participación es importante para mantener el sistema de gobernabilidad. Nosotros constituimos una fuerza importante que garantiza la seguridad de las personas y los bienes y queremos junto a ellos compartir esta responsabilidad.

SU BUENA PUNTERÍA
Dios     El ser único 
Un líder Mahatma Gandhi
El amo El mayor sentimiento 
Un libro   El Guerrero de la Luz
La corrupción El principal flagelo que afecta a Honduras
Una comida Sopa de res
El cardenal Rodríguez Máximo representante de la moralidad en el país
Óscar Álvarez Un funcionario que deseó hacer las cosas bien
Una canción A mi manera 
Un lugar Parque Nacional La Tigra
Un amigo Yo mismo
La pistola Un arma defensiva
Álvaro Romero Un estratega militar
Coralia Rivera Una compañera de años
Derechos Humanos Nuestra herramienta para evitar los abusos
Guerra Fría Historia
Las Maras Jóvenes esperando oportunidades 
Asesinatos extrajudiciales No existen
Honduras Mi país 
Policía Nacional Mi máxima inspiración
Roberto Romero Luna Un simple mortal


 
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